De La Paz a Ushuaia. Desde la capital de Bolivia hasta lo más profundo de Argentina, un recorrido de 6.700 kilómetros en bicicleta. ¡Esta es la maravillosa aventura protagonizada por Agathe y Philippine! Hoy tomamos sus ruedas para revivir esta experiencia atemporal, entre el estudio de la agroecología local, la superación de uno mismo, el encuentro humano y un paisaje impresionante. Tuvimos la oportunidad de acompañar a este dúo de La Bici de Pachamama en estos 6 meses de travesía.
¡Unas prácticas de fin de estudios un tanto especiales! Durante 6 meses, Agathe y Philippine, estudiantes (ahora graduadas) del Master en Gestión de Tecnología y Innovación, recorrieron los caminos de América Latina con el objetivo de conocer y descubrir actores locales de la agroecología. La oportunidad perfecta para combinar la superación de uno mismo con un tema de estudio, creando un cóctel de emociones más allá de sus expectativas: “Tuvimos dificultades para planificar el viaje por lo que nos esperaba. Y al final quedamos sorprendidos en todos los aspectos... También nos consideramos muy afortunados, tuvimos muy pocos problemas mecánicos o físicos. De todo el viaje hay muy pocos puntos negativos que recordar.”
Pero en realidad ¿qué es la agroecología? La agroecología promueve un nuevo modelo de desarrollo basado en prácticas agrícolas desde una perspectiva ecológica y de bien común. Se centra en los conocimientos y las culturas tradicionales y populares. - Promueve un ecosistema virtuoso maximizando la naturaleza como factor de producción y su capacidad de renovación. También permite una transición agrícola y alimentaria reduciendo notablemente las emisiones de gases de efecto invernadero del sector agrícola... Un tema que ha marcado y facilitado su vida cotidiana:
“Nuestro tema de estudio nos permitió conocer a muchas personas y actores locales. La gente está encantada de tomarse el tiempo para mostrar su granja, sus campos y sus actividades... Esto generó muchos momentos de convivencia y fue un verdadero vínculo en nuestras discusiones. Este tema común fue una puerta de entrada para discutir con la gente y así descubrir la cultura local. ¡Pero también su visión porque difería mucho según las regiones donde estuviéramos! Aprendimos mucho, particularmente a través del prisma macroeconómico (más que técnico), que era nuestro objetivo. ¡Lo cual es óptimo para la construcción de nuestro fresco! »
Definido el esquema científico del viaje, sólo faltaba tener un bonito kit personalizado para afrontar las largas y rectas carreteras de América del Sur. Lentes de sol en la nariz y cabello al viento, porque sí, había algo de viento y no poco, Filipina nos cuenta cómo era su vida diaria:
“Nuestra rutina física y de ciclismo se implementó después de un mes. Siempre nos dijimos que la clave era escucharnos unos a otros. Escuchar nuestro cuerpo y nuestras sensaciones. Hubo momentos más complicados, pero eso es parte de la aventura. Y hay verdadera satisfacción por haberlos superado. En promedio recorríamos 70 kilómetros por día, principalmente por la mañana. ¡Nos ayudó decir que teníamos menos kilómetros que recorrer después de almorzar! Nos dimos cuenta de que lo que realmente nos motivaba era la comida, entre meriendas, almuerzo, meriendas… ¡Era nuestro combustible! Generalmente, la noche anterior, validábamos cada vez el lugar donde queríamos dormir al día siguiente. Muchas veces dependía de la ruta y del tiempo que nos esperaba. Lo bueno es que la comunidad de viajeros en bicicleta fue muy servicial y muy activa durante todo nuestro viaje. »
Este viaje épico, que fue su primer viaje en bicicleta, también les permitió aprender más sobre sí mismos. Supere sus límites físicos y mentales. Bolivia, Chile, Argentina, cada país y cada región tuvieron su cuota de escenarios mágicos, ¡pero también ofrecieron diferentes dificultades deportivas ! Como bien menciona Agathe:
“Dependiendo de la región, teníamos diferentes enemigos. Nuestro primer enemigo fue la altitud de Bolivia, donde estábamos en mesetas a 3.000 metros sobre el nivel del mar. Entonces hubo mucho viento en contra hacia los Andes, como en la Patagonia. Hablamos mucho del viento, pero a veces también era pesado el aburrimiento, sobre todo en las largas llanuras. Se soportan los peligros del ciclismo, pero eso no nos desanimó en absoluto de este deporte. De lo contrario. Es una forma extraordinaria de viajar. Te tomas el tiempo para disfrutar las cosas, tienes un enfoque diferente. Descubrí facetas de mi personalidad que no conocía, donde las emociones también pueden dejarse llevar. Aprovechas tus recursos para lograr un objetivo y eso es genial. »
Evidentemente, a lo largo de 6 meses, ¡no sólo hay momentos de alegría sobre la bicicleta! Su leitmotiv era decirse a sí mismos que la mente importaba tanto como lo físico, y con razón. Como el momento más duro de la aventura para Filipinas, el camino a Valparaíso y “una idealización de Chile” que fue detenida por la Cordillera del “mar” y caminos muy accidentados! En cuanto a Agathe, el episodio más complicado de su aventura fue a lo largo del lago Buenos Aires, que caminó sola durante dos días en condiciones climáticas difíciles. Hasta el punto de decirse a sí misma que acababa de regresar de dos días de “supervivencia” para este pequeño desafío personal de vivac.
Y una estancia en el Salar de Uyuni, el famoso desierto de sal de Bolivia, que quedará como el evento más significativo de su viaje: “Estuvimos 3 días en total autonomía, fue un momento mágico. Sin teléfono, porque no había red, seguimos las huellas de los neumáticos de los coches en el desierto. Fue una experiencia realmente grandiosa y eterna. Los amaneceres y atardeceres eran mágicos al igual que las resplandecientes estrellas. Nuestras emociones también se intensificaron porque estábamos en la euforia de las primeras semanas de la aventura . Al final, sopesando los buenos y los menos buenos momentos, no hay foto, la aventura y el proyecto son un verdadero éxito para el dúo. Marcado por la amabilidad y curiosidad de los lugareños: “Con nuestro equipo similar la gente nos tomaba por gemelos, era bastante divertido, éramos atracciones pero con mucha amabilidad” .
Para los amantes de las estadísticas, el viaje de las chicas de La Bici de Pachamama es: 6.700 km, 50.000 metros de desnivel positivo, 103 etapas para un total de 900 horas en bicicleta y un promedio de 2 noches por semana en carpa. Y sobre todo, la cifra de la aventura: sólo 2 pinchazos, y ellos son los primeros en sorprenderse: “¡El único problema mecánico que tuvimos estuvo relacionado con el portaequipajes delantero! Al llegar a Ushuaïa, fue un verdadero alivio y un peso quitado el no haber tenido ningún problema ni mecánico ni físico”.
Si bien ya se siente la nostalgia del regreso, ¡es el deseo de regresar esta vez a Francia y a Europa el que asoma su fea cabeza! Y pasar de una bicicleta de viaje a una gravel para ganar velocidad obviamente. Pero también el deseo de perpetuar la asociación “La Bici de Pachamama” a largo plazo dirigiendo dúos en todo el mundo.
Gracias a Philippine y Agathe por las magníficas postales durante todo su viaje. ¡Nuestros socios tienen talento y merecen ser destacados!
Líder: imagina y diseña prendas de calidad superior para satisfacerte y apoyarte en tu búsqueda de estilo y rendimiento ciclista. No dudes en seguirnos en nuestras redes para ver nuestras camisetas más bonitas o seguir las novedades de nuestros clubes asociados.
